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A. PINTOS MÁRQUEZ
PUNTA del este
Artíeulo publieado en
«Diario del Plata» el
día 31 de Diciembre
de 1920.
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MONTEVIDEO
Talleres Gráficos Perciavalle y Cia.
Cai.lf Agraciada 1894
1921
PUNTA DEL ESTE
Este artículo se publicó en
las columnas de DIARIO
DEL PLATA, cerrando una
reseña de los balnearios de
nuestras costas del Este. Es-
crito bajo los apremios de la
labor periodística cotidiana,
con fines puramente infor-
mativos, carece de todo mé-
rito para acordarle supervi-
vencia en las páginas de un
folleto. Sin embargo, no he
podido negarme á su repro-
ducción en esa forma, ya
que amigos benévolos me
instan á ello en el interés de
contribuir á la propaganda
de la región descripta, cuyas
«excelencias soy el primero en
acreditar. — A. Pintos Már*
quez. — -Enero de 1921.
Tócanos ahora hablar de Punta
del Este, cuyas hermosas y dilata-
das playas tan justa nombradla han
conquistado. Bañada por las más
puras aguas oceánicas, de bravura
indomable y perenne en toda la es-
carpada extensión de la costa co-
nocida con el nombre de San Ra-
fael, mansas y suaves donde empieza
el gran semicírculo que cierra e 1
puerto de Maldonado ; favorecida por
- 2 -
una temperatura reconfortante en los
meses de verano, inferior á 28 grá-
dos aun bajo los rigores de la ca-
nícula; con muy interesantes pers-
pectivas hacia el mar, por el conti-
nuo pasaje de vaporea; tenien-
do de un lado, ¿i corta distan-
cia, la isla de Lobos, poblada de
focas, y casi enfrente, la isla de
Gorriti, parajes seductores por su
singular belleza, que constituyen nú-
mero esencial en los programas de
paseog organizados por los huéspe-
des veraniegos; enriquecida con una
edificación bella y lujosa, pictórica
de vistas alegres, con fáciles comu-
nicaciones, luz eléctrica, aguas co-
rrientes y buenos servicios de co-
rreos y telégrafos, aquella región
ha adquirido de pocos años á es-
ta parte, una preponderancia -dig-
na de sus excelencias, que es justo
alabar y encarecer,
Y al proponernos escribir una
compendiada reseña de lo que allá
hay, de lo que aquello vale y de
cómo se ha producido su transfor-
mación edilicia, forzosamente hemos
de retroceder á una época muy le-
jana, cuando abrojales cubrían la
mayor parte del terreno y todavía
se encontraban en la arena, descu-
biertos por los vientqs, vestigios de
los indios: morteros, boleadoras,
mazas y hachas de piedra; toda una
riqueza histórica que hoy se halla
diseminada por los museos.
Historia jurídica de los terrenos
Hasta 1843, la Punta del Este
era exclusivamente de propiedad
del Estado. En aquel año, don Sa-
muel y don Alejandro Lafane se
- 3
presentaron al gobierno proponien-
do la compra sobre estas bases:
“1.a Tomando por punto de par-
tida el seno que forma la playa,
desde donde empieza á elevarse el
terreno que marca la península por
la parte de Maldonado, se tirará
una línea que arranque, por ese la-
do, desde el punto adonde llega el
mar en su mayor creciente, y esta
línea, atravesando la península, irá
á terminar adonde, por la otra par-
te, alcance el mar, también en su
mayor creciente.
“2.a Todo el terreno que queda
comprendido dentro de dicha línea,
en toda su extensión, y el que por
ios costados baña el mar, y forma
la península conocida por la “Pun-
ta del Este”, será propiedad exclu-
siva :de los proponentes, don Sa-
muel y don Alejandro Eafone; sal-
vo las restricciones que expresa la
base tercera.
3.a Con el objeto de fomentar la
población y los adelantos y mejo-
ras que ella trae consigo, los pro-
ponentes, de acuerdo con el Supe-
rior Gobierno, y en el paraje que
se considere más útil y convenien-
te, delinearán los terrenos necesa-
rios para formar un pueblo de cien-
to á ciento veinte manzanas; y ce-
derán, y desde ahora ceden, á be-
neficio del Estado, y para que sean
una propiedad de éste, las dos ter-
ceras partes de cada una de las
manzanas, reservándose para sí, y
siendo única propiedad exclusiva de
los proponentes, la tercera parte
que queda de cada manzana, dedu-
cida las dos terceras partes que- ce-
den á beneficio del Estado. E; Su-
perior Gobierno no enagen ará sino
- 4 -
en fracciones los dos tercios de
manzana que en cada una de ellas
le corresponde, y éstos procurarán
subdividirlos cuanto más se pueda;
PT estará, además, todo apoyo y pro-
tección á los adelantos y mejoras
del pueblo proyectado.
“4.a Bajo las condiciones expre-
sadas en los artículos anteriores, los
proponentes darán al Superior Go-
bierno la suma de cuatro mil pesos
plata, de contado, por toda el área
de terreno comprendido, á favor de
los proponentes, para siempre ja
más, y sin ningún género de grava-
men y servidumbre más que la que
expresa la base tercera”.
Esta propuesta, cuyos fundamen-
tos transcribimos textualmente, fué
aceptada por el Gobierno. Al proce-
derse á la escrituración, el señor
don Samuel Lafone declaró, por sí
y por su hermano don Alejandro,
lo siguiente:
“Que de la tercera parte que de
cada manzana les corresponda, ce-
den y dan en cesión perpetua, para
siempre jamás, á beneficio de las
escuelas publicas de Maldonado, una
cuarta parte del área que debe co-
rresponderles, y que esta cesión y
donación voluntaria es y será bajo
la precisa é invariable condición de
que la cuarta parte del terreno que
destinan á beneficio de las escue-
las del departamento de Maldona-
do, no podrá, por pretexto alguno,
venderse, ni por ninguna autoridad,
mientras tanto el valor mínimo de
cada vara no sea el de un peso de
ocho reaües de plata; y que entre
tanto no pueda venderse á este pre-
cio, podrán arrendárseles ó dárseles
— 5 -
á los referidos terrenos algún des-
tino que pueda hacerlos productivos
á favor del fomento y sostén de los
establecimientos á que se han des-
tinado. No obstante, declara el otor-
gante que se reserva para sí y sus
herederos 6 quienes los representen,
el derecho de tener voz y voto en
todo contrato de venta ó arriendo
6 de cualquiera otra naturaleza que
sea y tenga relación con las partes
del terreno que tienen dado y cedi-
do, debiendo, por lo tanto, la Junta
Económico Administrativa ú otra
autoridad de dicho departamento á
quien compete su intervención, no
efectuar contratos de ningún géne-
ro sin previo consentimiento y acuer-
do de las partes donantes, ó de las
personas que los representen legal-
mente. Que bajo estas precisas con-
diciones hacen donación de la pai-
te de terreno mencionada y para los
objetos indicados, reservándose ei
derecho de elegir en cada manzana
la cuarta parte que se designa ai
beneficio indicado”.
Recién treinta años después, en
Enero de 1873, se presentó Lafone
solicitando del gobierno la mensu-
ra y deslinde del terreno, operacio-
nes que practicó al fin, en 1885, el
agrimensor don Francisco Surroca.
cuyo plano original ha de hallarse
en el archivo de la Municipalidad
de Maldonado.
Cabe agregar que los hermanos
Lafone no estuvieron conformes con
esta mensura, así como tampoco
con el sorteo de los solares que ha
brían de corresponderles de acuer-
do con la cláusula tercera del con
trato de compra-venta referido.
- 6 -
Hubo alrededor de estas disiden-
cias, largas tramitaciones, pasándo-
se así los años sin que el Estado
ni los hermanos ¡Lafone pudieran
definir sus derechos precisos de pro-
pietarios, circunstancia que dilató
el progreso de Punta del Este, des-
de que nadie se aventuraba á edi-
ficar sobre terrenos cuya ubicación
estaba en litigio.
Pué allá por el año noventa y
tantos que quedaron zanjadas todas
ias dificaltades al respecto, comen-
tando desde entonces las operacio-
nes de compra venta que han per-
mitido la diversificación de dueños
y la fundación de un verdadero
pueblo, con características de sun-
tuosidad de que se enorgullecen, á
justo título, los hijos de Maldonado.
Algo más de historia antigua
A raíz de haber adquirido los
hermanos Lafone la propiedad de
Punta del Este, fundaron allí un
gran saladero, con todas las insta-
laciones accesorias para la elabora-
ción de los subproductos de la faena.
Ya fuese porque el negocio no
diera resultados satisfactorios ó por
causas que se hacen derivar de una
mala administración, el hecho es
que un buen día dejó de trabajar
el establecimiento, quedando en el
mayor abandono los edificios, así co-
mo las demás construcciones.
En el año 1875 quedaban todavía,
como restos de aquella opulencia,
las chimeneas de la fábrica, algunas
paredee del edificio central, trozos
de un gran corral de palo á pique,
unos tanques que sirvieron para de-
pósito de cueros salados, una calde-
- 7 -
ra de hierro y otros vestigios de me-
nor volumen.
También hubo en Punta del Es-
te, en aquella época, una® salinas;
posiblemente de propiedad de los
mismos señores Lafone, como indus-
tria accesoria del saladero.
Eran á base de la evaporación na-
tural de las aguas del océano, que
en aquel punto tienen una alta do-
sis de cloruro de sodio.
Consistían las contrucciones en
grandes piletas, con derivaciones de
unas á otras para facilitar la co-
rriente y con ella la evaporación.
Experiencias posteriores han de-
mostrado que el sistema no pudo
dar resultados satisfactorios, á lo
menos para sentar una industria
productiva. Parece ser que el aire
es allá demasiado húmedo, obstácu-
lo para una evaporación á breve tér-
mino, como se requeriría.
El faro de Punta del Este fué
construido en los años 1858 á 1859,
é inaugurado el l.o de Febrero de
1860. Reemplazó á otro establecido
entonces en la isla de Lobos y que
había empezado á prestar servicios
el 5 de Abril de 1858.
Entendemos que la obra fué con
tratada por los propios señores La-
fone, quienes habrían percibido du-
rante veinte y tantos años, á título
de compensación, el impuesto de fa-
ros correspondiente. Eso sí, pode-
mos asegurar que los señores Lafo-
ne fueron los administradores del
faro mientras no pasó al dominio
del Estado. En Maldonado los re-
presentaba don. Ramiro de las €a-
rreras, quien había delegado funcio-
nes en don Domingo Márquez, anti-
guo vecino de la localidad.
El faro está situado en la extre-
midad de la Punta del Este, á los
34 grados SS’ll” de latitud sud y
54 grados 57*18” de longitud W. G.
Su altura focal sobre la plena mar
es de 44 metros; visible, en estado
medio de transparencia atmosférica,
á 15 millas marinas. La luz fué ñja
en un principio; hoy es con ocul-
taciones. La tOTre es de manpostería,
de forma circular, pintada de blan-
co. Al costado tiene una amplia ca-
sa de material, que habitan los guar-
dianes.
Este faro está catalogado como de
segundo orden y se ilumina con lám-
paras de mechas, usándose aceite co-
mo combustible.
Y Vamos á concluir esta parte de
nuestro relato con algunas noticias
más.
Mientras el Estado y los herma
nosj Lafone no se entendían en cuan
to á la ubicación precisa de sus res
pectivos derechos sobre los terrenos
de Punta del Este, las necesidades
de los servicios públicos, por una
parte, y las comodidades que busca-
ban algunos vecinos de Maldonado
para pasar en aquel lugar la época
de los baños, determinaron la cons-
trucción de algunos edificios, que tu-
vieron, consiguientemente, asiento
precario. Recordamos, entre otros,
los que pertenecieron á Juan Booth,
Domingo Márquez, Carlos Julio de
»la Fuente, Domingo Urbin, Saturni-
no Pintos, familias de Starost, Rol-
dán, Gervasio, etc.
- 9 -
En 1873 se construyó la oficina
del cable telegráfico que desde en-
tonces nos une con Europa y que an-
tes sólo llegaba hasta Río de Janeiro.
Años después, en 1883, se levantó
el edificio de la Aduana, con el mue-
lle correspondiente, dando lugar la
inauguración á unas grandes fiestas
á que asistió el general Santos, Pre-
sidente de ,1a República entonces, y
á quien acompañó toda una cohorte
de ministros de Estado, ministros
extranjeros, senadores, diputados,
militares y altos funcionarios.
Aun se recuerda de aquellas fies-
tas una disparada de caballos pro-
ducida por fuerte tormenta de agua
y truenos, que dejó á pie á, varios
centenares de paisanos de todo el
departamento, y á quienes atrajo la
propaganda oficialista en obsequio
del encumbrado visitante.
El surgimiento de un pueblo
La transformación de Punta del
Este data desde elj día en que se pu-
dieron realizar operaciones de te-
rrenos, finiquitadas ya todas las di-
ferencias entre los sucesores de los
hermanos Lafone y el Estado. Pero
injustos seriamos al tomar ese pun-
to de arranque del surgimiento de
aquel pueblo, sino estampáramos
aquí, con todo» los honores debidos,
el nombre de quien tuvo tanta in-
fluencia en la 'prosperidad y desarro-
llo de aquel balneario, uno de los
primeros, sin 0 el primero de nues-
tras costas del Este.
Fuó don Pedro Risso el progeni-
tor de todo aquello, por una de las
veleidades del destino, si se quiere;
pero sin que nadie pueda arrebatar-
le ese título.
- 10 -
Hombre de humilde condición,
trabajador, lleno de méritos, llegó
á Punta del Este allá por el año no-
venta y tantos, buscando campo pa-
ra sus actividades. Hizo unas cuan-
tas habitaciones de madera y en
ellas fundó un hotel. La fama de
una buena cocina atrajo clientela,
no sólo de Montevideo sin 0 también
de Buenos Aires. Cada pasajero que
llegaba á Punta del Este era un
enamorado del lugar. Risso se en-
cargaba de informar á todos de lo
fácil que era conseguir terrenos á
bajo precio. Así empezó la subdivi-
sión de la propiedad y el fomento
del pueblo.
Algunos chalets de tímida cons-
trucción se levantaron primero; lue-
go, el, lujo tuvo sus manifestaciones;
más tarde, una empresa argentina,
la “Sociedad Balneario Punta del Es-
té”, constituida con capitales -de “La
Bola de Nieve” de Buenos Aires,
desarrolló su negocio en la edifi-
cación, poniendo una nota de buen
gusto en sus obras, de las que es
centro el Hotel Biarritz, amueblado
con el mayor confort y servido con
todo esmero.
Otros hoteles de no menor impor-
tancia son el de España, el Britisb
House y el Central, todos los cuales
á esta fecha ya no tienen alojamien
to que no esté comprometido para
los meses de verano.
Habrá en Punta del Este un cen-
tenar de chalets; de la lista de pro-
pietarios recordamos á los siguien-
tes: Avjelino Gutiérrez, Bernardo
Riet Correa, Francisco G. Olariaga,
José Guerra, Angel Ugarte, José Pi-
chot, Juan José Amézaga, Luis Ban-
drou, familia Leiguarda, Juan M.
11 -
Gorlero, Blas Aloissi, José Cánepa,
Pablo Van Peborgh, Ernesto Van Pe-
borgh, Olaf Tuxen Béger, José Mí-
guez, Emilio Pitot, José Carré, Luis
Crodara, Ezzio Bellelli, Juan Pedro
Bredáus, Domingo Acal, Edmundo J.
Wilson, Sebastián Puppo, Emir As-
lam, N. Maguer, Guillermo J. Nú-
nes, Elisa Búrmester, sucesión Har-
doy, Jorge Mórrinson, Esteban Bo-
vone, Isidro Quiroga, César Della
Befcfa, doctor Dorado, Carlota Co-
rrea de Seijo, Ignacio Rius y Mr.
Young; “La Financiera”, sociedad
argentina que adquirió los derechos
de “-La Bola de Nieve”, posee varios
edificios.
Obras cdiliciag
Dos intendentes de Maldonado se
han distinguido por sus inclinado
nes hacia Punta del Este: don Juan
Gorler 0 y don Orlando Pedragosa
Sierra.
Durante la administración del pri-
mero se hizo el camino carretero de
macadam que une aquella población
con Maldonado, siguiendo por i£
costa del puerto; se instalaron aguas
corrientes y se nivelaron calles.
El señor Pedragosa Sierra tien¿
á su haber las siguientes mejoras
pavimentación de calles — macadam
y cunetas de * granito — en una ex
tensión de tres mil seiscientos me-
tros; ornamento de plazas y forma-
ción de jardines; mejoramiento del
servicio de aguas corrientes; cons-
trucción de las primeras casas obre-
ras municipales.
Los propietarios de Punta del Es-
te contribuyeron con .la suma de
oien mil «pesos á la realización de
estas obras, dando asi una prueba
- 12 -
elocuente de cuánto les Interesa el
progreso de aquella localidad.
Nuevos proyectos
En Agosto de este afio, el propio
señor Pedragosa Sierra presentó un
proyecto á la Cámara de Diputados
de que hoy forma parte, cuyas dis
posiciones esenciales relacionamos
en seguida:
Saneamiento y aguas corrientes
de acuerdo con la ley de 26 de Fe-
brero de 1919, pero con exoneración
total del gravamen que por aquella
ley corresponde á los vecinos; ter-
minación de una carretera — de la que
hay construidos ya unos setecientos
metros — para unir Punta del Es-
te con el Bosque Municipal; cons-
trucción ide una ■carretera desde es-
te mismo bosque hasta Maldonado;
instalación de una cancha de “golf*
en el predio municipal de San Ra-
fael; construcción de un “stadium"
en la extremidad de la península,
en el paraje llamado “Las Salinas 0 ,
debiendo para ese objeto expropiar-
se las manzanas irregulares señala-
das en el plano respectivo con I 09
números 76, 77, 78, 79, 80 y 81;
pavimentación de la calzada, cons-
trucción de veredas y obras acceso-
rias de ornato sobre la vía que cir-
cunda Punta del Este en toda su
extensión sobre el mar; reparación
del muelle aduanero; construcción'
de un edificio escolar, de un teatro
de verano, de un local para sala de
auxilios y de otro para el Concejo
Auxiliar y Oficina de Turistas.
Para responder al pago de todas
estas erogaciones, el proyecto deter-
mina la emisión de cuatrocientos
- 13 -
mil pesos en títulos de la deuda de
Obras Públicas y Conversión de
1918, en los términos y condiciones
de la ley de 22 de Marzo de ese
año.
Este proyecto, que tanta obra
buena comprende, está á informe
de la Comisión de Fomento del Se
nado.
Al tratar, en la exposición de mo-
tivos, del camino carretero desde
Punta del Este hasta el Bosque Mu-
nicipal, el autor del proyecto refie-
re que los vecinos por cuyos predios
pasaría esa vía de comunicación,
han donado ya los terrenos necesa-
rios en una extensión de 2.500 me-
tros por veinte de ancho. La parte
construida, unos setecientos metros,
costó 9.000 pesos, calculándose que
se necesitarían 2i5.000 más para
terminarlo.
Independientemente del proyecto
que acabamos de relacionar, existe
otro presentado al Cuerp 0 Legisla-
tivo por el señor Julio María Sosa,
contraído á la construcción de una
rambla en cierta extensión de la cos-
ta de Punta del Este.
La obra comenzaría en el edificio
de la Aduana, para seguir rumbo á
tierra firme hasta donde termina la
península, comprendiendo la playa de
los baños.
Y al poner término á esta rese-
ña, permítasenos expresar por nues-
tra parte una visión clara del por-
venir de las costas del Este: día lle-
gará, y no lejano, en que iremos á
ellas por una rambla costanera, am-
plia y hermosa, continuación de la
Rambla Wilson que se inicia en la
- 14 -
Playa Ramírez, flanqueado el camino
por hoteles y chalets repletos de
huéspedes provenientes de toda la
América.
*
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